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La comunicación que incomunica


En 2002 el proyecto internacional PISA (Programme For International Student Assessment) reveló que Alemania era el país que más discrimina a los inmigrantes e hijos de inmigrantes y a personas de escasos recursos impidiendoles acceder a niveles superiores de educación alemana. Echeverría afirmaba en su libro Ciencia y Valores: “Las desigualdades en la sociedad de la información pueden llegar a ser mucho más flagrantes que en las sociedades agrarias e industriales” (2002: 305).
En muchas oportunidades leemos en las obras de Pichón Rivière la afirmación de que "nuestra identidad es fruto de la interacción social y que de por sí sólo el ser humano no puede afirmarse". Hoy la revolución tecnológica nos permite alcanzar niveles de interacción que antes eran imposibles.
Pero los vínculos humanos no son algo nuevo, sino absolutamente familiar. Llevamos milenios comunicándonos a tal nivel que no es imposible pensar un sujeto fuera de las interrelaciones. Las relaciones humanas nos curan y también enferman, nos sostienen y enseñan a ser uno mismo o ha perdernos de vista. También nos pueden despersonalizar si nos dejamos llevar por las "tendencias".
Las sociedades modernas y tecnológicamente avanzadas son fuertes porque su masificación le permite a las ideologías y a los sistemas de poder neutralizar la cotidianidad y perseguir objetivos nacionalistas, mistificar sus creencias y establecer nuevos valores que alejan a la persona de sus raíces naturales o regionales: es allí donde empezamos a pensar en base a los otros.
El pertenecer a esos grupos de moda, de estilo, de ganadores, de afortunados, tiene su precio: la despersonalización. Llega cuando lo que tienes nunca alcanza, pierdes la orientación de las cosas y tus seguridades pasan por los logros materiales que haz alcanzado. Eso dice que eres una "gran persona", pero llegados a esto tendrás que tener en cuenta que las tendencias cambian y te debes "actualizar" constantemente. Y llevamos nuestra persona al vértigo del comercio actual. No es nuevo y es algo que hemos mamado de la globalización y de las sociedades supuestamente "desarrolladas" - en todo- menos en la humanización de las culturas.
Se hacen muchas cosas por dinero y una de ellas es llenarte de información para conformarte y acomodarte a la cultura tecnológica y tecnocrática. Todo mensaje se vende a sí mismo, pareciera que carecemos de mensajes inocentes y gratuitos, todo tiene un precio, un valor. Dudas que existe un mensaje "virgen". Todo a sido filtrado por el mercado.  
No perdamos el horizonte, reafirmémonos en lo humano que somos, en lo humano que hay en el otro y dejaremos de buscar alternativas a los vínculos humanos, carrera en la que corremos el riesgo de quedar atrapados, como en las dependencias a las drogas, al alcohol, al sexo, a los videojuegos. O simplemente vacíos y sin energías para enfrentar con valor lo cotidiano.

Prof. Comolli Mauricio.

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