Debemos considerar que al realizar un emprendimiento, o empezar un trabajo (o darle continuidad) tengo que emplear una importante carga de energía de supervivencia. Hay que reservar parte importante de mis energías a la labor. Siempre es importante considerar que si trabajo es porque veo algo que hay que cambiar o mejorar, realizaré circunstancialmente una reforma del ambiente, lo haré "productivo" para un fin en particular. Y para ello, también tengo que anticiparme, hacer uso de mi experiencia, mis recuerdos, mis habilidades y ver las oportunidades adecuadas, descartando rumbos erráticos y apuntando a la consecución de la meta fijada.
Si no recuerdo, si no tengo experiencia, si dudo de lo que hago o de lo que sé, probablemente desistiré de mi proyecto.
Los valores del emprendedor vs autocompasión
Por eso es importante saber que la energía que procurará tales cambios será impetuosa, pasional, agresiva, e inevitablemente deberá presentarse algo impertinente y atrevida, pero original y creativa, visionaria. Y esas características solo despiertan en muchos autocompasión (lástima de nosotros mismos), extraño pero real.
No terminamos de entender la diferencia entre ser intrépido, atrevido y hasta poco ortodoxo con los métodos empleados y preferimos continuar siendo rutinarios, respetuosos, ingenuos y pasivos (que aclaro no tiene relación con ser pacíficos).
A los valores hay que construirlos, pero...¿Cuáles son los valores del emprendedor que debo cultivar?
Generalmente, se los caracteriza en tres tipos de valores para todos los que aspiran al emprendedurismo: Personalidad (historia personal, las cualidades innatas y/o -no menos importantes- las adquiridas), carácter (patrones regulares) y actitud (o estilo de vida).
Dentro de la primera clasificación, la personalidad, encontramos valores como capacitación, actitud, salud, independencia, ambición, responsabilidad, y muy importante las experiencias (positivas y negativas). Es todo aquello que he rescatado de mi, de mi historia y manera como he podido resolver o estoy resolviendo mis crisis, mis experiencias traumáticas o negativas, mis fracasos, mis debilidades o incluso mis sombras. También es la estima de mi historia como única y también como demostración de superación a la que quiero llegar y la que tarde o temprano será valorada por otros (no te angustias por eso, evita adquirir más conductas neuróticas o al menos lucha asertivamente contra ellas).
El carácter es aquel regularmente que encarna los valores de autocontrol, liderazgo, audaz (sin.: atrevido, temerario e intrépido), determinación, perseverancia, ingenio, impaciencia, optimismo, flexibilidad, tolerancia, iniciativa, previsión, y percepción adecuada del entorno y las oportunidades. Son todos aquellos elementos en los cuales debemos entrenarnos y fortalecernos con disciplina y constancia como un barco (me permito la metáfora) sacudido por las olas a veces fáciles y otras enormemente difíciles, pero gracias a las cuales ganarás seguridad y honorabilidad por lo cual serás respetada/o.
Por último, las actitudes, las cuales nos hacen responsables, puntuales, pacientes, idealistas y convencidos y confianza en que estamos correctamente orientados a los logros y el éxito cotidiano de nuestros negocios (nec=sin; ocio=tiempo libre). Obviamente debemos descansar, debemos serenarnos para reorientar energías, pero sosteniendo cierta ansiedad positiva de desarrollo y crecimiento constante.
Espero haberte ayudado un poco más a enfrentar tu meta de profundizar el ser emprendedor. No olvides tampoco jugar, reírte y divertirte en estos espacios de trabajo.